LA SALUD PRIMAL
LA SALUD PRIMAL
CÓMO SE CONSTRUYE Y SE CULTIVA LA SALUD
Dr. Michel Odent
... Al final de su vida…Pasteur reconoció que
“el microbio no es nada, el terreno lo es todo”…
¿QUÉ ES LA SALUD?
El escenario es la sala nido de una gran maternidad… Hay varias decenas de recién nacidos alineados, sólidamente fajados. Regularmente, a una hora determinada, una enfermera con mascarilla obedece concienzudamente las consignas y va a buscar uno de los paquetes. Es la hora del alimento.
Tal situación me provocó sensación de malestar. Sentía que aquellos bebés estaban en peligro. Notaba, sabía, que aquellos recién nacidos estaban ya perdiendo ese impulso que lleva a luchar, a luchar para vivir. Esa certeza no provenía de los que yo había aprendido o leído en los libros. No era tampoco el resultado de un razonamiento. Era un conocimiento mucho más directo, inmediato, cuyo origen procedía de la emoción. La emoción es un modo de conocimiento.
EN NOMBRE DE LA CIENCIA
Al regresar de aquel viaje seguía pensando en los recién nacidos de aquella maternidad. Me preguntaba en nombre de qué principios, de qué creencias o de qué conocimientos se los separaba de sus madres y se les enseñaba que gritar, pedir, buscar, expresar necesidades es inútil. Aparentemente era en nombre de la ciencia. Aquellos bebés habían sido confiados a la medicina. La medicina pretende ser científica. La ciencia enseñó que los microbios son peligrosos y calculó las necesidades alimenticias de los bebés. En nombre de la ciencia aquellos bebés estaban protegidos de los microbios familiares y se les aseguraba una cantidad ideal de alimento.
Ya que la ciencia es la dueña de la medicina y ya que los bebés de hoy pertenecen a la medicina, utilicemos la ciencia para denunciar que
muchos bebés están en peligro.
Estas reflexiones me recordaron una historia de perros y ratas… una de esas numerosas historias de perros y ratas conocidas por todos los que se interesan en la evolución de las ciencias biológicas. Una historia de sobra conocida pero cuyo verdadero significado comprendí de repente.
A finales de los años 60, Martin Seligman y sus colegas querían demostrar una teoría del aprendizaje sometiendo a perros a descargas eléctricas. En una primera fase los perros eran sometidos a descargas eléctricas inevitables. En una segunda fase podían escapar de la descarga saltando una barrera que separaba la jaula en dos compartimentos. Los experimentadores se encontraron con un problema que no tenían previsto: los perros que habían recibido las descargas inevitables no podían aprender a escapar y sufrían pasivamente las descargas eléctricas mientras que los perros que no habían participado en la primera fase del experimento aprendían fácilmente a escapar. Seligman llamó a este comportamiento “learned helpssness” (aprendizaje de que no hay salida)
Posteriormente otros investigadores estudiaron en ratas las consecuencias fisiológicas de descargas eléctricas que los animales tenían de alguna manera posibilidad de controlar. Demostraron que las descargas inevitables provocaban úlceras de estómago y pérdida de peso. También descubrieron que los animales que no tenían ningún control sobre las descargas sufrían un descenso mayor de la hormona llamada “adrenalina”, es decir, la hormona que proporciona en un momento dado la energía necesaria para la huida o la lucha. No eran las descargas eléctricas las que provocaban la enfermedad a las ratas, sino el estado de sumisión en las que se encontraban al recibirlas… deprime el “sistema inmunitario”, es decir, el sistema que permite el reconocimiento y la lucha contra las sustancias extrañas tales como bacterias, virus, parásitos, células cancerosas, etc.
Todos estos experimentos tienen grandes implicaciones. Nos permiten comprender hasta qué punto y mediante qué mecanismos cualquier situación de sumisión deprime las capacidades de adaptación. También nos permiten comprender que no se puede disociar la respuesta del sistema nervioso, la del sistema hormonal y la del sistema inmunitario. Es un todo.
Así fue como mis primeras asociaciones de ideas entre la vida de un recién nacido en una maternidad y las enseñanzas de la ciencia moderna me condujeron hacia los estudios del comportamiento de sumisión. Mis primeras asociaciones de ideas también habrían podido llevarme hacia lo que dicen los científicos sobre la naturaleza de los lazos entre la madre y su bebé… La ciencia moderna va muy deprisa… ¡Tan deprisa que está ya en condiciones de explicar que un recién nacido necesita en primer lugar a su madre!...
Cuando se asistió al nacimiento de miles de bebés, se siente uno diferente… a condición de que esos nacimientos no hayan estado demasiado perturbados por la institución médica. La sagrada atmósfera de una sala de partos es contagiosa. Compartir una atmósfera sagrada da una visión global, sintética, de las cosas. Y ayuda a distinguir lo esencial de lo secundario. En un lugar donde se producen nacimientos uno aprende a suspender las funciones analíticas cerebrales. Durante un periodo de mi vida en el que estuve muy en contacto con el nacimiento me di cuenta de que me sentía capaz de no tener en consideración ciertas ideas recibidas. Poco a poco fui adquiriendo una visión de las cosas muy personal. De ahí vino mi manera de concebir la palabra salud…
IMAGENES MENTALES
Entre los médicos la palabra salud generalmente evoca la ausencia de enfermedad… La imagen mental asociada a la palabra enfermedad está todavía demasiado cerca de la imagen tradicional del demonio que invade el cuerpo del enfermo: hay que posibilitar que el demonio salga para asegurar la curación… Comprender la salud como ausencia de enfermedad reposa sobre el viejo fantasma según el cual cada enfermedad tiene una cusa específica y, por tanto, un tratamiento específico. El descubrimiento de un virus como causa de una enfermedad particular concuerda perfectamente con esta visión de las cosas…
Sólo se puede comprender la salud si se la sitúa en el marco de la lucha por la vida. La adaptación y la lucha forman parte de la vida… La salud es un sistema que permite una lucha minuto a minuto, un esfuerzo constante de adaptación al medio. Este sistema tiene un director de orquesta. Ignorar el nombre y el papel de este director de orquesta de la salud en los mamíferos y, en particular, en los humanos sería como hablar de las estructuras políticas de los Estados Unidos sin estar al corriente de la existencia de la Casa Blanca. Este director de orquesta pertenece a las estructuras arcaicas, primitivas, del cerebro; a la parte del cerebro más antigua en la historia de la vida…el hipotálamo… lo llamaré “cerebro primal”…(primero en el tiempo y primero en importancia)… está íntimamente ligado con el sistema hormonal y con el sistema inmunitario; a este conjunto
CEREBRO PRIMAL - SISTEMA INMUNITARIO - SISTEMA HORMONAL
lo llamaremos “sistema de adaptación primal”.
La palabra “salud” designa la manera de funcionar del “sistema de adaptación primal” en su conjunto.
El sistema de adaptación primal es un todo.
Ciertas situaciones conllevan un brusco cambio de régimen a nivel del “sistema de adaptación primal”. Imaginemos una buena noticia o la amenaza con un arma. Ya se trate de alegría o de miedo, cuando hay emoción siempre hay una respuesta del conjunto del “sistema de adaptación primal”, es decir, a la vez una respuesta a nivel del cerebro, a nivel del sistema hormonal y a nivel del sistema inmunitario.
Las diferentes partes de este sistema se desarrollan, se regulan, se ajustan durante la vida fetal, durante el período perinatal y durante la primera infancia. Al finalizar la primera infancia el “sistema de adaptación primal” ha alcanzado la madurez. Llamo “salud primal” a los niveles de equilibrio conseguidos por ese sistema al finalizar la primera infancia. En otras palabras, la “salud primal” se construye durante todo el período de estrecha dependencia de la madre, primero en el útero, luego durante el parto y después durante el período de lactancia. Todos los acontecimientos que tengan lugar durante este período de dependencia de la madre influyen sobre ese estado de salud de base que llamamos “salud primal”. Numerosos detalles indican que nuestra manera de concebir la salud es radicalmente diferente del concepto habitual. De manera general en nuestra sociedad no es habitual establecer lazos entre el “período primal” y la vida de adulto… Todavía no se comprende fácilmente que una percepción sensorial al principio de la vida puede ser una manera de estimular el “cerebro primal” en una época en la que el “sistema de adaptación primal” no alcanzó la madurez. En concreto esto significa, por ejemplo, que cuando se acaricia a un bebé humano o a un bebé animal se estimula su sistema inmunitario.
La imagen mental que asociamos con la palabra “salud” nos sirve para constatar hasta qué punto es peligrosa, destructiva de vida, la sociedad industrializada. El concepto de “salud primal” debería facilitar un cambio de prioridades y permitir el redescubrimiento de las necesidades fundamentales del ser humano al inicio de su vida. Nuestro modo de concebir la palabra salud podría tener enormes consecuencias prácticas. El mundo está, en gran medida, gobernado por palabras.
EL SISTEMA DE ADAPTACION PRIMAL
El “síndrome del novato” es universalmente conocido. Se sabe que los recién llegados el primer año a una escuela comparten un peculiar estado emocional. Actualmente la literatura médica y científica más seria nos explica que el novato tiene durante varias semanas una tasa elevada de “cortisol” y que su sistema inmunitario está deprimido. Se puede decir que un determinado estado emocional va siempre a la par con un estado hormonal concreto y con una reacción específica del sistema inmunitario…
Si todos estos nuevos datos se asimilaran realmente nos llevarían a una nueva concepción de la vida en general y del fenómeno humano en particular. Pero la compartimentación de las competencias hace difícil las síntesis necesarias…
Quiero también demostrar que los diferentes elementos del “sistema de adaptación primal” llegan a su madurez muy pronto, durante el período de dependencia de la madre. En esto se opone al “cerebro nuevo”, que puede incrementar sus potencialidades hasta una edad muy avanzada si el entorno es suficientemente estimulante.
…El sistema inmunitario realiza su aprendizaje luchando. Cuando, por ejemplo, el sistema inmunitario no tuvo ocasión de combatir ciertos virus que es habitual encontrar en la infancia, la lucha será más difícil y más agotadora a la edad adulta. Es preferible haber luchado contra el virus de las paperas a los cuatro años…
Después de numerosos rodeos la ciencia occidental pronto llegará a descubrir que las tradiciones orientales transmiten un conocimiento profundo del ser humano y de la salud. Las tradiciones orientales conocen también la importancia de la vida fetal y de la primera infancia y las consideran los fundamentos de toda la vida. Así en la antigua China se practicaba la educación embrionaria, que partía del principio de que sólo una madre feliz y con buena salud puede tener un bebé igualmente feliz y con buena salud. Hay muchos proverbios inspirado en esas enseñanzas; por ejemplo: “si queréis conocer a una persona, mirad a su madre”. En la tradición hindú, el desarrollo del embrión y del feto son estudiados durante la tercera y cuarta semanas, y luego cada mes hasta el séptimo. Hay largos capítulos sobre la fecundidad, la concepción, el embarazo, el recién nacido. En algunas tradiciones tibetanas,
el feto se estudia semana a semana.
MADUREZ PRECOZ DEL SISTEMA DE ADAPTACIÓN PRIMAL
Cuando la ciencia moderna se refiere al cerebro “antiguo”, al cerebro “arcaico”, a las “estructuras primitivas del cerebro”, se refiere a la vez a la parte más antigua del cerebro en la historia de la vida y también a la parte más antigua del cerebro en la historia de cada ser humano en tanto que individuo. Esto significa que el “cerebro primal” es poco más o menos el mismo en todos los mamíferos, desde los más primitivos hasta el ser humano. Esto también quiere decir que el cerebro primal
alcanza su madurez muy pronto en la vida de un ser humano, es decir durante la vida fetal, durante el período del nacimiento y durante la primera infancia. Esto también quiere decir que las informaciones que llegan al cerebro durante esos períodos determinan importantes etapas de su desarrollo. El hipotálamo recibe directamente importantes informaciones por medio de los órganos sensoriales y también por medio de receptores sensibles a la temperatura, a la composición de la sangre, a la concentración de hormonas, etc.
La ciencia moderna está en condiciones de comprender lo que ya sabía la tradición oriental acerca de la función de las estimulaciones sensoriales en tanto que aporte de energía al cerebro. Es un poco como si el cerebro tuviera permanentemente necesidad de ser cargado como una batería. Cuando el tímpano recibe una vibración sonora transforma la energía vibratoria en energía eléctrica a nivel del nervio auditivo, luego en energía química a nivel de la articulación entre dos células nerviosas y así sucesivamente. Acariciar la piel de un bebé es una manera de aportar energía al cerebro en un momento importante de su desarrollo. Un déficit de estimulaciones sensoriales durante el período primal puede tener serias consecuencias. Durante la vida fetal, la parte del oído interno que informa sobre los movimientos del cuerpo y que más tarde asegurará el equilibrio alcanza, al parecer muy pronto, un grado de madurez… está constantemente estimulado cuando la madre camina, cambia de postura, baila, etc. Se puede pensar que la prescripción de reposo en cama a una madre encinta representa para el bebé un importante déficit en estimulaciones sensoriales, es decir, un déficit en energía transmitida al cerebro en un estadio en el que el “cerebro primal” todavía no está maduro…También podría ser en este período cuando la capacidad de sentir placer se desarrolla. La ciencia moderna puede ahora comprender que el ambiente influye en la manera en la que el hipotálamo se ajusta, alcanza sus niveles de equilibrio al principio de la vida…
Las diferentes partes del “sistema de adaptación primal” (el cerebro primal, el sistema inmunitario y el sistema hormonal) alcanzan su madurez de madera sincrónica.
A partir del nacimiento, el sistema inmunitario del bebé necesita ser estimulado. Entonces hay un período crítico… hasta la edad de nueve meses. Durante este período el bebé está protegido contra las infecciones que su madre tuvo en el pasado gracias a los anticuerpos… que atravesaron la placenta. También está protegido gracias a anticuerpos especiales y gracias a diversas sustancias antiinfecciosas aportadas por el calostro y la leche. Además, la composición de la leche materna favorece el desarrollo en el intestino del bebé del “lactobacilo”, que se opone a la multiplicación de microbios peligrosos.
El cerebro primal, el cerebro emocional, también puede comunicarse con el cerebro emocional de otros humanos o con el de los animales. La empatía, la simpatía, la antipatía, el vínculo, el amor, el odio, se aplican a este modo de comunicación. Estas maneras sutiles de comunicarse todavía conservan parte de su misterio.
El concepto de “sistema de adaptación primal” no podrá imponerse más que lentamente y con dificultad, sobre todo entre los médicos y científicos. En efecto, tendrá que sustituir a imágenes mentales sólidamente afincadas. Recientemente, en la televisión francesa, una cantante dijo en un debate que el canto tiene efecto sobre el sistema inmunitario… Y provocó una respuesta irónica en un periódico médico muy conocido…
Es más difícil para un médico que para una cantante alterar las imágenes mentales asociadas a la palabra “salud”.
EL TERRENO
Los humanos siempre soñaron con una antigua edad de oro, con un paraíso perdido, con un estado primitivo sin culpabilidades y sin enfermedades. La ideología médica que domina en Occidente está empapada de este mito. Los médicos buscan las causas de cada enfermedad. Buscan el tratamiento apropiado para cada enfermedad…
Una historia reciente puede ayudar a comprender la noción de terreno. Se sabe que los esquimales comen mucho pescado y por ello absorben una cantidad importante de ciertos ácidos grasos “insaturados” muy concretos. También se sabe que muchos de ellos generalmente no padecen enfermedades cardíacas y vasculares y, en cierta medida, cáncer. Resulta fácil establecer un paralelismo entre los dos datos, tanto más cuando que se encontró en su sangre una dosis muy baja de un ácido graso que, según parece, es un agente esencial de la trombosis. Las cosas se complicaron cuando se vio que los mismos esquimales sometidos a una alimentación europea no aumentaron su baja tasa sanguínea de ese ácido graso que favorecería las trombosis. De hecho lo diferente es su modo de metabolizar los alimentos. Es como si sus ordenadores biológicos hubieran sido programados de otro modo.
Esta historia, una de tantas, obliga a preguntarse sobre la noción de terreno y, de rebote, sobre la génesis de la buena salud… El “terreno” que caracteriza a un individuo todavía no está del todo constituido en el momento en que un óvulo y un espermatozoide se encuentran…Hoy se puede decir que el terreno incluye, mezcla, imbrica, factores hereditarios, genéticos, y también el modo en el que nuestros ordenadores biológicos fueron programados durante el período de dependencia de la madre…
Es urgente interesarse prioritariamente por el otro componente del “terreno” que es la salud primal. Por ello es urgente que la génesis de la buena salud llegue a ser una preocupación colectiva. Es más constructivo interesarse por el modo en que se construye la salud de un feto o de un bebé que conocer el nombre de las enfermedades a las que está expuesto por su genética.
Una de las dificultades es la evaluación de la salud primal…Conviene recordar la sorpresa que experimentó un investigador cuando fue a Kenia y a Uganda para estudiar los efectos de la mala nutrición sobre la inteligencia de los recién nacidos y de los niños. “Le sorprendió encontrar niños mucho más adelantados que todos los que había encontrado anteriormente en los países industrializados”.
Demostró que hacia la edad de seis o siete meses el bebé de Uganda es capaz de encontrar un juguete que no esté al alcance de su vista. En el niño europeo o americano hay que esperar generalmente unos 15 meses para que sea posible tal comportamiento…Aquellos bebés pertenecían a medios culturales en los que el período de dependencia de la madre no se había visto perturbado…
LA ENFERMEDAD DE CIVILIZACIÓN
Depresión, alcoholismo, enfermedades cardiovasculares, esquizofrenia, obesidad, reumatismo, enfermedades autoinmunes, enfermedades víricas, cáncer. Estas son algunas de las palabras más a menudo utilizadas cuando se evocan las “enfermedades de civilización”. Sólo su gran frecuencia en nuestra sociedad permitía, hasta ahora, agrupar estados aparentemente tan diferentes. Hoy es posible pensar que esta diversidad esconde de hecho una cierta unidad. Podemos considerar que todas estas enfermedades son manifestaciones de una insuficiencia o de un desarreglo de lo que llamamos “sistema de adaptación primal”.
En función de factores genéticos, en función de los acontecimientos que han perturbado en mayor o menor grado la maduración del sistema de adaptación primal, en función de diferentes factores desencadenantes, la enfermedad adoptará diferentes aspectos.
Estamos muy cerca de las teorías tradicionales orientales que explican la mayor parte de las enfermedades por un debilitamiento de los circuitos de energía o por un desarreglo de la circulación de energía…
Pensemos simplemente en el recién nacido al que no se permite dormir con su madre. Es el destino de millones de seres humanos en las sociedades occidentales. Tratemos de comprender qué consecuencias puede acarrear a largo plazo. No hay que tener excepcionales dotes de observación para descubrir que todos los recién nacidos tienen necesidad de un contacto estrecho con su madre, particularmente por la noche, en la oscuridad. Esta necesidad innata, esta necesidad “primal” de estrecho contacto con una madre disponible va a incitar al bebé a reclamar. Gritará. Sus gritos no servirán para que acudan los brazos de su madre. La única respuesta será más luz o más alimento. Pronto el bebé pierde toda esperanza de que lo ayuden por la noche cuando se manifiesta su necesidad imperativa de “mimos”. Esta situación es una variante de lo que se llama situación de “inhibición de la acción”. Todas estas situaciones conllevan cierta tendencia a disminuir la actividad, cierta tendencia a la tristeza y a la indiferencia. Sólo se puede hablar de “tendencia” porque la situación no es catastrófica y muchos bebés recibirán suficientes recompensas de día para subsanar aparentemente las privaciones nocturnas. Lógicamente esas situaciones nocturnas de “desesperanza de ayuda” dejarán huellas, tanto más preocupantes cuanto que se repitan a escala colectiva. Corresponden a un estado hormonal particular en una edad en la que los sistemas de adaptación de base no han alcanzado la madurez… el recién nacido separado de la madre por la noche sufre un impedimento de sintetizar ciertas hormonas muy importantes para su posterior desarrollo, produciendo a la larga esos desequilibrios que englobamos en el concepto de “enfermedades de civilización”…
Con un poco de cinismo podríamos incluso decir que la mejor manera de provocar alergias experimentales sería copiar ciertos hábitos que se han difundido durante el siglo XX. Se empieza por separar al bebé de su madre en las horas siguientes al nacimiento, de modo que el bebé no absorba todo el “calostro” (la primera leche) que podría absorber. Se sabe que el calostro que precede a la leche propiamente dicha aporta anticuerpos que tapizan la pared intestinal y la hacen menos vulnerable a las proteínas extrañas. Por miedo a que el bebé muera de hambre no se espera la auténtica subida de la leche y se da, por prudencia, un “pequeño” biberón. Este único biberón en un momento en el que la mucosa intestinal está al máximo de su permeabilidad es justo lo necesario para sensibilizar al bebé a proteínas extrañas. Además, desde la edad de tres o cuatro meses se empieza a diversificar la alimentación, es decir a multiplicar los antígenos susceptibles de sensibilizar al niño en un momento en que el sistema inmunitario no está maduro y en que el bebé sólo necesita leche materna. Como el niño recibe calorías bajo otras formas, pide cada vez menos leche y absorbe cada vez menos ese estupendo precursor de ciertas hormonas que sólo la leche humana puede aportar en cantidad suficiente. Hemos de añadir que la costumbre de separar a la madre del niño por la noche sólo consigue aumentar la tasa de cortisol del bebé y disminuir la secreción de leche.
Se multiplican los modos de impedir la maduración de linfocitos T...
EL EMBARAZO
Todas las etapas de la vida de reproducción ponen a prueba el “sistema de adaptación primal” en su conjunto. Así el embarazo puede presentarse como un acontecimiento neuro-hormonal. Puede presentarse también como la puesta a prueba del sistema inmunitario. ¿Cómo el organismo de la madre puede tolerar la presencia de esta auténtica intromisión que es el huevo y luego el conjunto del feto y la placenta?...
Toda toma de conciencia de la complejidad de nuestros sistemas de adaptación, toda toma de conciencia de nuestra ignorancia, debería llevarnos a una actitud permanente de enorme respeto hacia la fisiología: ayudemos a la fisiología, no la perturbemos, no desencadenemos una cascada de efectos secundarios. Desgraciadamente la intuición médica se atribuyó poco a poco el control de ciertos episodios de la vida sexual y pretende ejercer de aprendiz de brujo. La actitud médica es casi caricaturesca en el parto, es decir precisamente ante acontecimientos claves particularmente ricos en consecuencias a largo plazo.
EL PARTO
Puede decirse que lo que caracteriza a esa disciplina médica llamada obstetricia es la obsesión por el control. Y es así desde que el hombre médico penetró en la sala de partos en el siglo XVII y sentó las bases de la obstetricia moderna. Así fue como el hombre médico impuso la posición de acostada de espaldas. Así fue como se crearon las escuelas de comadronas. Las comadrona dejaron de ser madres que ayudaban a otras madres a parir a sus hijos gracias a su experiencia personal y a su sensibilidad propiamente femenina y se convirtieron en profesionales que habían aprendido a controlar el proceso del parto. Los médicos rivalizaron para controlar la enseñanza de las comadronas…Hoy, la era de la electrónica y los ultrasonidos, la medicalización del nacimiento es completa. Cada vez es más evidente que no se puede controlar, observar, un episodio de la vida sexual sin perturbarlo.
En todo el mundo existe una gran preocupación ante el aumento del número de cesáreas y de otras intervenciones obstétricas. Así, en Estados Unidos, la tasa de cesáreas se ha multiplicado por cuatro en 15 años. Un número cada vez mayor de bebés nacen impregnados de las drogas recibidas por las madres durante el parto. El número de bebés derivados a pediatría y separados de su madre nada más nacer alcanza proporciones insospechadas. Estas realidades deberían ser las primeras preocupaciones de todos los organismos de salud pública. Se preguntan, se preocupan, buscan soluciones. Fácilmente se encuentran numerosas explicaciones al aumento de la tasa de cesáreas: el sufrimiento fetal se diagnostica mejor y con mayor frecuencia que antiguamente; la presentación de nalgas lleva más a menudo a una cesárea, se prefiere una cesárea a un forceps difícil, cuando una mujer tuvo una cesárea pocas veces se intenta que vuelva a parir por vías naturales, la cesárea satisface la comodidad médico-legal del profesional, la cesárea es más ventajosa económicamente en algunos países, aparecieron algunas nuevas indicaciones estos últimos años, como el herpes… Todas estas explicaciones tienen una parte de verdad. Quizás ocultan lo esencial.
Lo esencial es que el parto difícil es una de las más frecuentes enfermedades de civilización. En países donde están en la tercera generación de nacimientos hipermedicalizados, las mujeres cada vez son menos aptas para parir por sí mismas, con sus propias hormonas. Algunas han perdido esa aptitud en su propio nacimiento. Escuchando y observando a millares de mujeres he llegado al convencimiento de que hay una correlación entre el modo en que se nace y el modo en que se pare. Las cosas no son tan simples…Nunca se puede prever con certeza si un parto será fácil o difícil. No obstante cuando una mujer sabe que su madre la puso en el mundo con sus propios medios, sin drogas, sin intervención médica, dispone del mejor de todos los pronósticos…
La mujer que pare necesita intimidad. Toda alteración a la sensación de intimidad inhibe el parto. La mujer que pare necesita también no sentirse aislada; una mujer experimentada y solícita suele ser el único tipo de presencia susceptible de conciliar estas necesidades; la comadrona auténtica es una madre que ayuda a otra madre a parir. Por el contrario una presencia masculina es a veces un inconveniente para el desarrollo del parto. El calor, la penumbra, el silencio, la ausencia de palabra o las palabras susurradas, el tuteo refuerzan la intimidad, la espontaneidad y permiten utilizar lo mejor posible una completa libertad de postura…
La fisiología moderna nos enseña que la vida sexual es un todo. No se puede seguir perturbando masivamente acontecimientos como el parto, el nacimiento, la lactancia, sin alterar la vida sexual y la capacidad de amar de la colectividad.
LA LACTANCIA
…Para la madre, dar de mamar es un acto de medicina preventiva. Para el bebé que acaba de nacer, la lactancia puede considerarse como uno de los fundamentos de lo que llamamos salud primal.
Desgraciadamente en nuestra sociedad, incluso si una mujer siente la necesidad y decide dar de mamar tiene que enfrentarse con una serie de obstáculos. El inicio de la lactancia se ve a menudo perturbado porque depende mucho de lo que ha sido el parto y muchas mujeres no tienen posibilidad de parir con sus propias hormonas. En las instituciones modernas muchas mujeres y bebés no pueden satisfacer durante los primeros días su necesidad de completa intimidad, de contacto corporal permanente. Y ahí está la clave de un buen principio de lactancia. Pero la mujer moderna en el seno de la familia moderna tiene que atenerse a otros ritmos que no son los del bebé. El teléfono, la facilidad de los desplazamientos, la continuidad de la vida profesional son otras tantas fuentes de perturbación. Cuando algo ocurre durante la lactancia se suele llamar al médico. Sin embargo pocos médicos se interesan por este tipo de incidentes y no están preparados para resolverlos, por tanto la llamada al médico equivale muy a menudo a dejar de amamantar…
Muchas madres tienen dificultades para dar de mamar porque ellas no fueron bien amamantadas…Nacieron en la época en que la industrialización de las leches artificiales estaba en pleno auge. Nacieron en una época en la que era de buen tono repetir que una madre no debe “acostumbrar mal” a su bebé, que no lo debe mimar: tienen que enseñarle que gritar, pedir, no sirve para nada. Nacieron también en una sociedad dominada por el hombre, es decir una sociedad en la que el modelo es masculino. Tal sociedad no tiende precisamente a valorar lo que es propiamente maternal y femenino.
Hoy asistimos a un nuevo auge de la lactancia materna pero, cuando surge una dificultad, las tentaciones para abandonarla son muchas. Se da a las leches industrializadas el calificativo de “maternizadas”. Las palabras pueden ser engañosas y peligrosas. Nunca una leche artificial podrá reemplazar la leche de la madre. La leche de la madre es un tejido vivo que aporta glóbulos blancos capaces de matar los microbios, enzimas que facilitan la digestión, anticuerpos, bacterias protectoras. No hay que olvidar que el nacimiento no es sólo la llegada a una sociedad humana, es también el primer contacto con el mundo de las bacterias. En el nacimiento, el tubo digestivo del recién nacido es estéril. Durante las 24 horas siguientes, cualesquiera que sean las precauciones, va a poblarse con 5 mil millones de bacterias vivas por gramo. Algunas especies bacterianas, cuando se han establecido bien en el tubo digestivo, protegen contra las bacterias peligrosas. La resistencia del niño a numerosas enfermedades infecciosas depende, pues, de la presencia en el tubo digestivo de esas bacterias protectoras…También sucede que la flora intestinal puede estar perturbada desde el principio por la utilización de antibióticos administrados al recién nacido o a su madre. Todas estas perturbaciones son irreversibles y pueden repercutir definitivamente en el modo en el que el individuo haga frente posteriormente a las diferentes agresiones microbianas…
Es lamentable que la mayor parte de los bebés nazcan en hospitales, es decir, en lugares donde existen gérmenes seleccionados particularmente peligrosos. El primer encuentro entre el bebé y el mundo de los microbios corresponde a lo que llamamos un período sensible, un período crítico, un corto lapso de tiempo que no se volverá a repetir nunca y cuyas consecuencias son definitivas.
Una buena salud es para nosotros casi sinónimo de un buen sistema inmunitario…
Cuando un bebé tiene una infección, comunica esa infección a la madre durante la mamada. El pecho responde produciendo los anticuerpos que convienen…Incluso las sustancias alimenticias de base (proteínas, azúcares, cuerpos grasos) no pueden ser aportados por leches artificiales, por muy elaboradas que estén, igual que por la leche materna…El cerebro humano dobla de tamaño durante el primer año de vida, y este rápido crecimiento requiere aportes en ácidos grasos muy específicos para un desarrollo óptimo. Y las leches artificiales no pueden satisfacer todas las necesidades del bebé humano porque aportan una cantidad nula o insignificante de ácidos grasos particularmente importantes para la construcción del cerebro humano…
CONCLUSIÓN
Este recordatorio del carácter irreemplazable de la leche materna humana debería permitir situar las frecuentes dificultades de lactancia materna entre los grandes temas de interés para todos aquellos que se interesen por la salud pública. Las dificultades para dar de mamar, como las dificultades sexuales o las dificultades del parto, son enfermedades de civilización. Tienen por sí mismas un papel en la génesis de los diferentes aspectos de “la” enfermedad de civilización.
El amor, la sexualidad, la salud son palabras que sólo nuestro cerebro analítico occidental puede disociar.
LOS CENTROS DE SALUD PRIMAL
Por eso yo sueño con lugares donde las futuras madres y las madres puedan encontrarse. Los “centros de salud primal” tendrán el papel de sustitutos de la familia extensa durante el período de transición que se avecina. En estos centros se encontrarán mujeres y parejas que prevén un embarazo, mujeres embarazadas, madres, bebés, abuelas… Será un lugar ideal para la educación de las niñas y adolescentes; en nuestra sociedad es posible que las niñas lleguen a la edad de la maternidad sin haber tenido nunca un bebé en brazos, incluso sin haber visto un recién nacido. Ni la familia nuclear ni la escuela pueden aportar ese tipo de educación.
Un centro de salud primal será indisociable de una red de partos a domicilio, es decir un lugar de parto para algunas. Auténticas comadronas podrán aprender allí, por la experiencia, lo que se ignora en los servicios de obstetricia moderna… que aprendan a reconocer los diferentes estadios del parto sin repetir tactos vaginales, sólo escuchando los sonidos que emite la mujer que pare y observando su postura y lo que expresa su rostro.
En estos centros habría actividades, siempre libres, siempre voluntarias, capaces de catalizar el sentido de la comunidad y la cohesión del grupo. Podría haber grupos de discusión, grupos de canto y danza, y un montón de actividades de todo tipo. Por ejemplo podemos imaginar una cocina abierta permanentemente para todo el mundo. Se podría aprender allí a hacer pan o a evitar los alimentos desnaturalizados por los diversos refinados. Podrían transmitirse las mejores recetas para mujeres embarazadas y madres lactantes… Todos sabemos que la cocina es un lugar donde uno se siente enseguida a gusto, “como en casa”. Tales centros serán un éxito cuando nadie tenga la sensación de ser allí un invitado. En estos lugares será fácil establecer una relación continua con las comadronas y las consejeras en lactancia materna y romper las barreras que a menudo aíslan a los profesionales.
Sueño con que en numerosas ciudades haya un centro de salud primal cerca de un hospital, pero este centro tendrá que preservar su independencia respecto de la institución médica. Habrá que recordar constantemente que la medicina tiene un papel secundario en el estado de salud de una población y sólo podrá colaborar con un programa de salud primal siendo discreta.
En tales centros el ambiente podría ser muy acuático... Incluso podrían utilizarse pequeñas piscinas durante el parto y ayudar a romper algunas inhibiciones. Los bebés podrían mantener su extraordinaria capacidad de adaptación al medio acuático.
El agua hace soñar. Y la presencia de recién nacidos hace más lúcidas y favorece las visiones a largo plazo.
El agua y los bebés: es el mejor entorno posible para construir el futuro. Estos centros serán ventanas al futuro.
La tecnología amenazará la supervivencia de la humanidad en tanto siga siendo utilizada por humanos que no han desarrollado su capacidad de ver lejos hacia el futuro.
Sueño con lugares que serán las plataformas de construcción de una nueva era. Nuestro mundo está todavía dirigido por personas –los economistas y los políticos- cuyas visiones a corto plazo eran válidas en el siglo de Pericles.
Sólo una humanidad con buena salud puede ser consciente de las consecuencias a largo plazo de sus decisiones y de sus acciones. Sólo una humanidad con buena salud puede enfrentarse con las auténticas prioridades.
Sueño con un lugar donde se pueda discutir una nueva economía. ¡Imaginemos una economía que priorizara la salud! ¡Qué giro para la historia de las sociedades humanas!
Sueño con lugares que catalizarían una comprensión radicalmente nueva de la palabra progreso. El progreso tecnológico llevará a desequilibrios mortales mientras el hombre no trate paralelamente de explotar al máximo las potencialidades de su cerebro arcaico, de su cerebro instintivo, del cerebro que determina el estado de salud, del cerebro que proporciona otra visión del universo.
La destrucción a la que asistimos del planeta no puede ser más que el hecho de un hombre enfermo. La prioridad es hoy la génesis de un hombre diferente, de un hombre que tenga otra relación con la Tierra, es decir con la Madre.
El siglo XXI será ecológico o no será.
* * *
(Extracto del libro difundido por Plural-21 y
traducido por Lourdes Pérez González)
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